Mala planeación y falta de prevención potencializan riesgo de tragedias como la del 22 de abril

El exceso de uso de tuberías de gas natural es una bomba de tiempo ante la fragilidad sísmica de la Zona Metropolitana de Guadalajara, advierten

Jalisco parece no haber aprendido la lección de las explosiones del 22 de abril de 1992.

 

La ciudad sigue creciendo de forma desorganizada, lo cual representa condiciones propicias para un gran desastre. Y a esto se suma la falta de prevención en materia de protección civil.

 

Esto lo señalaron tanto especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), como sobrevivientes de la tragedia, quienes lamentan que se sigan privilegiando intereses económicos por encima de la seguridad de las personas.

 

“Hay gente que tiene vivo el recuerdo del 22 de abril, pero a muchos ya se les olvidó. Un nuevo desastre comienza cuando se olvida el último”, lamentó el jefe del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), maestro Carlos Suárez Plascencia.

 

“En los ocho municipios que integran la Zona Metropolitana de Guadalajara tenemos inundaciones cada año, más por la mala planeación. Tenemos peligros de origen químico. Las empresas utilizan gas natural, poniendo cada vez más líneas y en una ciudad con riesgos de sismos intensos, es como jugar a la ruleta rusa”.

 

Señaló que un sismo intenso rompería las tuberías de gas, agua, drenaje y subiría a las calles.

 

San Francisco, Tokio, Oakland o Los Ángeles han sido afectadas por incendios o explosiones de gas natural derivadas de terremotos intensos. Eso se podría replicar en Tlaquepaque, El Salto y parte de Zapopan.

 

El geógrafo aseguró que desde diciembre de 2015, hay enjambres sísmicos que han sido ignorados, pero deberían ser señal de alerta de que se repita un terremoto como los de 1875 o 1932.

 

La prevención: lado flaco

Si bien Jalisco ha tenido avances sustantivos en materia de protección civil con la elaboración de protocolos, al contar con elementos calificados para labores de rescate y la creación de servicios de intervención en crisis, el gran pendiente sigue siendo la cultura de la prevención.

 

El Jefe de la Unidad de Protección Civil de la UdeG, licenciado Diego Ernesto Ruiz Navarro, indicó que este problema no es exclusivo de Jalisco, sino de todo México.

 

“La gente cree que el tema de los desastres es algo lejano, algo exclusivo de las películas, las series de televisión o de los países extranjeros. Pero tenemos que ser sensibles de que las emergencias están latentes y son parte de la vida cotidiana”, reflexionó.

 

La justicia no llega

Lilia Ruiz Chávez, presidenta de la asociación civil  22 de Abril, vivió de cerca la tragedia de 1992. Encabezó la lucha por conseguir justicia y apoyos económicos para las víctimas sobrevivientes.

 

A un cuarto siglo de lo ocurrido, lamenta que  no hay ningún culpable tras las rejas. Para ella, aún falta mucho por hacer.

 

“No hay prevención de desastres. No hay nada que evite que las personas sean dañadas cuando hay algún sismo, un huracán, todo eso que hemos visto pasar en nuestro país. Y la gente sigue muriendo”, apuntó.

 

Ruiz Chávez enfatizó otros grandes pendientes para con los damnificados. Faltan víctimas por incorporar a un fideicomiso de ayuda y aunque en el gobierno de Jalisco les prometieron un millón de pesos anualmente, hasta ahora sólo han cumplido con una entrega.

 

“Nadie sabe, nadie supo. El robo de gasolina sigue a la orden del día. Los muertos por la extracción y robo de gasolina siguen. Igual que en 1992 siguen la impunidad, la negligencia y la corrupción. En este país no pasa nada. Lo que sí ocurre es que ha habido muchísimos muertos, mucha sangre, mucho dolor en muchos hogares y supongo que mucho dinero en otros”, concluyó.

 

 

 

 

A T E N T A M E N T E

"Piensa y Trabaja"

Guadalajara, Jal., 19 abril de 2017

 

Texto: Julio Ríos
Fotografía: Archivo UdeG