El enjambre de sismos (movimientos de baja magnitud, con epicentros superficiales) que surgió al norte de Zapopan por una falla geológica que se reactivó en diciembre de 2015, continúa hasta la fecha, señaló el doctor Carlos Suárez Plascencia, jefe del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
De este enjambre, hasta el momento, el movimiento de mayor intensidad ha sido el del 11 de mayo de 2016 (4.8 grados) sentido en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), y se han presentado cerca de 100 movimientos de baja magnitud que han registrado los sismógrafos, pero que no han sido percibidos por la mayoría de la población, sólo en algunos casos por quienes viven cerca al movimiento.
Los epicentros de estos movimientos tienen una alineación norte-sur, van desde Copalita, Valle de los Molinos, atraviesan La Primavera y llegan hasta Zacoalco de Torres.
Los sismos de enjambre, por su continuidad, pueden generar daños en las estructuras e infraestructuras urbanas cercanas, que se agudizan en construcciones de mala calidad. En la zona ya hay algunas casas con cuarteaduras y pavimentos rotos, señaló.
El cuerpo académico de Sismología y Vulcanología de Occidente (Sisvoc), al que pertenece Suárez Plascencia, continuará los estudios en la zona para localizar y conocer con más precisión la falla.
Con el apoyo económico del Ayuntamiento de Zapopan (cerca de un millón de pesos), establecerán dos estaciones sísmicas: una en Tesistán y otra en la barranca del río Grande de Santiago. Con estas dos nuevas estaciones, el Sisvoc contará con 40 estaciones de su red estatal sísmica, que es la más grande del país en su tipo. Estudiarán también las rocas que están debajo de los sedimentos volcánicos.
Suárez Plascencia señaló que un sismo ocurrido en 1875 (de más de 7.5 grados) fue precedido por un tipo de enjambre.
Alrededor de cada 100 años en Jalisco se tienen entre uno o dos temblores con magnitud sísmica mayor a 7 grados, explicó el especialista.
Una peculiaridad del Occidente de México es que tiene dos fuentes sísmicas: el proceso de subducción del piso oceánico bajo la placa Americana y los sismos continentales, que se generan por fallas geológicas, como las que se presentan en la barranca del río Grande de Santiago, que pasa por el límite norte de la ZMG, entre otras que existen.
Un sismo no avisa y no hace daño por sí mismo, lo que puede perjudicar es lo que podría caer encima.
Es necesario tener siempre una cultura integral de prevención. Que las personas, detalló Suárez Plascencia, estén preparadas para protegerse, mantener reglamentos de construcción adecuados a las condiciones geológicas del lugar y supervisar las construcciones, a fin de garantizar que se usan los materiales apropiados para que las estructuras resistan.
A T E N T A M E N T E"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 11 de mayo de 2017
Texto: Lucía López
Fotografía: Gustavo Alfonzo